Dos platos y un micro: 30 años de hip-hop en España
Recientemente se emitió en RTVE un documental sobre el 30 aniversario de la llegada de la cultura hip-hop en España. Dos platos y un micro: 30 años de hip-hop en España es un buen documento que resume la historia del hip-hop estatal en poco menos de una hora, y en el que se tratan todos los llamados elementos del movimiento: la música rap, el graffiti y el breakdance.
Con punto de partida en las Bases del Ejército Americano en Torrejón de Ardoz, Zaragoza y Rota, junto con la llegada de la escena a Barcelona, el hip-hop se filtró a través de los discos, las formas de vestir y otras modas de los soldados americanos.
El breakdance fue la primera fiebre que consiguió congregar a cientos de jóvenes en ciudades como Madrid o Barcelona. Con ello, la música, la moda, los peinados y el rap, empezó a tomar forma. De ese modo, aparecieron los primeros discos recopilatorios de algunos mc’s o grupos de rap. MC Randy publicó Hey Pijo, que supuso una auténtica revolución.
Por otro lado, el graffiti –de herencia punk- sería absorbido por la cultura hip-hop y empezaría a crearse una escena artística totalmente inédita hasta el momento. Es curiosa la anécdota que comentan por la que la Policía, en un primer momento, no sabía de qué tipo de mensajes o códigos se trataba.
En la escena musical, hay dos referentes que son los considerados verdaderos pioneros; Jungle Kings y BZN, de Madrid y Barcelona respectivamente. Después de esta primera explosión, el movimiento, que adquirió una popularidad y éxito remarcable, empieza a apagarse. En parte por que la escena no se solidifica y no existe un circuito de conciertos, concursos de breakdance o festivales que incluyan todos los elementos de la cultura. Todo eso vendrá más adelante.
Durante unos años el hip-hop permanecerá en el subsuelo e irá construyendo progresivamente un sólido cimiento que le hará renacer y tomar la fuerza suficiente como para ser un movimiento cultural con todos los recursos suficientes para establecerse de forma definitiva.
Los primeros en sacar un disco son el Club de los Poetas Violentos, en Madrid. La réplica llega rápidamente desde Barcelona con 7 Notas 7 Colores. Después otras ciudades empiezan a reclamar su hueco en el mapa; Sevilla y Zaragoza principalmente. Mientras la escena maquetera sigue su curso, cada vez más grupos que vienen del underground sacan adelante sus proyectos editados. Empieza a construirse un panorama alentador. En este marco, surgen ciertos estilos con gran personalidad, como Sólo los Solo, que mezclan rap con flamenco, aunque se determinan como un grupo progresivo. La Mala Rodríguez también pone su acento andaluz y todo ello hace que guste a gente no perteneciente al movimiento.
Definitivamente, la escena se profesionaliza. Surgen festivales exclusivos de hip-hop con gran afluencia de seguidores, giras de alcance nacional, presencia en festivales de todo tipo de música que hacen hueco para el rap.
El primer programa de radio de alcance nacional ayuda a que todo esto sea posible, y a raíz de ello empiezan a surgir publicaciones exclusivas e independientes que informan de la escena. Se vive la época dorada del hip-hop y es imparable. Por último, aparecen algunos nombres como Agorazein o Urano Players, que aseguran el futuro del calidad.
Bien es cierto que hay algunas ausencias importantes, y que podría haberse contado mucho más sobre otras escenas que quizás no tuvieron tanto protagonismo, o vaivenes en los estilos musicales, pero lo más importante está presente. También se echa de menos un análisis de cómo ha afectado la crisis global, o la transición del formato físico al virtual a la escena. A camino entre el documental y el reportaje, es un buen trabajo, con entrevistas a personajes clave, buena documentación y ritmo. Más que aconsejable.
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