Marilyn Manson, The Pale Emperor
The Pale Emperor es el noveno disco de Marilyn Manson, un grupo con una trayectoria remarcable, amado y odiado por el público, pero siempre con identidad propia. La constante capacidad de reinvención y el reciclaje de sus trabajos han sido una de las características principales de la banda. Bien fuera en su mensaje, en su estética o en su sonido, un disco de Marilyn Manson siempre ha supuesto una bofetada para sus seguidores.
Embajadores del rock industrial, siempre han sabido encontrar huecos por los que filtrar distintas influencias musicales e incluirlas en sus composiciones. Y este trabajo –el emperador pálido-, es uno de los mejores hasta la fecha por ese motivo.
Es potente, como no podía ser de otro modo, pero resulta de fácil escucha. Se detectan influencias interesantes; rock stoner cercano a Queens of the Stone Age, sonido duro emulando a Motorhead o rock pesado que recuerda mucho a Black Sabbath.
Además, coquetea con el blues en Killing Strangers, y deja tres composiciones que deberían pasar directamente a la lista de Grandes Éxitos de la banda.
Third day of a seven day binge -el tercer día de una juerga de siete días- es la más sorprendente; rock chulesco, sugerente, guitarras intermitentes, y una voz que acompaña de forma hipnotizante. El mejor tema del disco.
Deep Six es puro ritmo, con un estribillo arrollador, canción potente y frenética marca de la casa, perfecta para el directo.
The Mephistopheles of Los Angeles es, en sus primeros compases, un tema reconocible de la banda, pero en el estribillo nos sorprende por su relativa contención y evitar alcanzar el mayor clímax imaginable. La banda se desprende de sus propios clichés y, en lugar de buscar el desenfreno, se mantiene en unos márgenes poco frecuentados hasta el momento.
Bien es cierto que el disco empieza muy bien, y después de las cinco primeras canciones se apaga un poco y pierde cierta fuerza. Quizás el hecho de que los tres temas antes mencionados estén en el primer bloque provoca esa sensación durante la escucha. También ocurre que esa influencia stoner se desdibuja poco a poco y el sonido recupera la esencia más manida de discos anteriores de Marilyn Manson.
Pero cuando eso ocurre, el disco trae tres brillantes e inesperados regalos; la banda toca tres canciones del disco en acústico. Buen gusto, perfecta adaptación, territorios poco transitados por la banda que demuestran liberación de miedos, necesidad de crecimiento. Perfecta forma de cerrar el disco, por lo inesperado y por lo bien hecho.
En cualquier caso, es de agradecer un disco como este en un panorama en el que el rock duro parece bastante denostado y olvidado por el público generalista. Un grupo que, además, ha sido siempre sinónimo de buenos conciertos, shows en los que tienen tanto protagonismo la teatralidad como la música interpretada por excelentes músicos. Marilyn Manson, pese a quien le pese, se ha ganado el respeto con trabajo y personalidad.
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