The Revenant
Ayer, la película The Revenant, se llevó tres de los Óscars más cotizados; mejor dirección, mejor fotografía y mejor actor protagonista. Se quedó a las puertas de ganar la mejor película, aunque Spotlight, la ganadora -de la que os hablaré en los próximos días-, tiene un gran guión como aliado principal, por lo que la elección no fue injusta.
La sexta película del mexicano Alejandro González Iñárritu es, quizás, la más ambiciosa de todas las que ha hecho, en lo que se refiere a una grabación que ha alcanzado los límites de muchos miembros del equipo de rodaje. Grabada en Canada, EE.UU y Argentina, las localizaciones son algunos de los lugares más salvajes y fríos del planeta, por lo que el esfuerzo logístico y el despliegue de medios para conseguir algunas de las secuencias, están muy por encima de la media en el cine actual.
The Revenant, presenta una fotografía espectacular, a cargo del también mexicano Emmanuel Lubezki, quien ha trabajado indistintamente con Iñarritu y Alfonso Cuarón, además de Terrence Malick o los hermanos Coen, entre muchos otros. Lubezki, ganador de tres Óscars de forma consecutiva en fotografía, logra transmitir con su trabajo todo lo que los personajes callan o no pueden decir. Otro de los puntos a destacar es que toda la película fue grabada sin luz artificial, algo prácticamente impensable hoy en día, y que ya hizo Kubrick en Barry Lyndon. Para esa película, Kubrick mandó fabricar los que hasta la fecha son los objetivos más luminosos que existen en el cine.
En esta ocasión, para The Revenant se han utilizado unos objetivos jamás antes usados que permiten grabar con una perspectiva similar a la del ojo de pez, pero manteniendo las proporciones naturales de los objetos. Gracias a esta tecnología y a la luz natural, se logran captar imágenes de gran belleza, impactantes y que ayudan a que la imagen sea uno de los principales atractivos de la película.
La narrativa audiovisual es tan innovadora como impactante. Los movimientos de cámara, en los que se cambia de plano general a plano detalle sin corte, los planos secuencia – resaca de Birdman- que mantienen en tensión en muchas ocasiones al espectador, los planos casi subjetivos, los cambios de velocidad, el rodear con la cámara a un personaje mientras este camina; Iñárritu hace un despliegue de recursos apasionante, magistral.
El ritmo es constante. No es una película lenta ni tampoco rápida. Las cosas suceden cuando ocurren, y el director se recrea en el viaje, en los detalles y en las distintas situaciones que se suceden. Una historia de venganza que tiene lugar en la naturaleza salvaje, no debe contarse con prisa, por eso la película dura casi tres horas.
Leonardo Di Caprio firma uno de los mejores papeles de su carrera, con el que, por fin, ha ganado la ansiada estatuilla, aunque con otros también lo mereció. Di Caprio pronuncia pocas frases durante las tres horas de la cinta, sin embargo logra transmitir intensamente su sentir; rabia, sufrimiento y dolor con su mirada y sus gestos. Un maestro con una trayectoria impecable.
Tom Hardy, el enemigo de Di Caprio, interpreta a un tipo indolente, con pocos valores morales, que se plantea pocas cuestiones; intenta sobrevivir y se ocupa de sus propios beneficios. Will Poulter y Domhnall Gleeson acompañan a los dos protagonistas con papeles secundarios pero de vital importancia para la trama.
Por último, es importante destacar el entorno natural como un protagonista más, y es que el director así lo presenta. La acción transcurre en un lugar que también dice y se expresa como un personaje; el agua que baja por el río, la nieve que cae del cielo, el viento que sopla, el animal que ataca, el sol que aparece, brilla y calienta, la montaña que contempla, el deshielo. La naturaleza es tratada como un personaje más, y es que tiene un papel muy importante en el devenir de la historia, influye mucho en los demás personajes; no es un simple escenario.
Quizás el punto menos fuerte de la película es el guión, y así se ha visto reflejado en los premios. El guión es bueno, pero no excelente, la historia es interesante, pero son todos los aspectos anteriormente mencionados los que hacen que el guión pase a un segundo plano y sus carencias se vean suplidas por lo magnífico de todo lo demás. Y, aunque es una película explícitamente violenta, no hay violencia gratuita ni abuso de la misma, sino que se retrata con la perspectiva espacio-temporal adecuada.
The Revenant, es una de las mejores películas que se ha rodado en los últimos tiempos, por el atrevimiento, por la innovación, el trabajo en condiciones extremas, las interpretaciones, la naturaleza, salvaje. Una historia tan humana como bestia, lejana no sólo en el tiempo y el espacio, sino también en términos de valores culturales y morales. Pero, al mismo tiempo, necesaria para hacer un ejercicio de comprensión de nuestros semejantes en situaciones tan improbables como insospechadas para nosotros.
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